PLATILLOS TÍPICOS
Figuran como el estandarte de Puebla ante el mundo, algunos de ellos son endémicos y otros únicamente son de temporada debido a los periodos de maduración de sus ingredientes, como es el caso de los Chiles en Nogada.
Chiles en Nogada:
Se sabe que data de 1821, año en el cual Agustín de Iturbide firmó el Acta de Independencia de México y de los Tratados de Córdoba. Algunos cuentan que fueron las madres agustinas del Convento de Santa Mónica en Puebla las que al saber que don Agustín estaría en esa ciudad para celebrar su santo, el 28 de agosto, decidieron elaborar un platillo que recordara los colores de la bandera del Ejército Trigarante: verde, blanco y rojo, siendo justamente el mes en el que en ese estado se cosechan las nueces de Castilla y las granadas, se les ocurrió, después de mucho pensar, hacer esta maravilla de platillo.
Mole Poblano:
Su origen se encuentra en el año 1700, cuando Sor Andrea de la Asunción, internada en el convento de Santa Rosa de Lima, buscaba un nuevo platillo que fuera digno del virrey español don Thomas Antonio, quien visitaba el lugar.
“Resulta que Sor Andrea fue tomando varios ingredientes, chile mulato, chile ancho, pero se da cuenta que es muy irritante y lo empieza a desgastar con cosas amargas como el cacao, almendra, y chocolate, es una mezcla de ingredientes, porque no le agregamos tortilla quemada, también le agregó anís, el mole es una mezcla de 4 picantes, 18 ingredientes y aun así le faltaba una especie más que era el pollo el guajolote.” Fue así como nació este platillo cuyo nombre surgió casi a la par a consecuencia de un error de pronunciación, pues Jesús Vázquez señala “el aroma lo perciben las demás monjas, les causa tentación y cuando encuentran a Sor Andrea en uno de los metates, rompen el voto de silencio, y exclaman: que bien mole, madre chile, a los que Andrea responde es muele el chile, no mole el chile, por dios pero gracias por darle el nombre a mi platillo, entonces aquí justamente nance el nombre del mole poblano”
Pipián:
En la Historia general de las cosas de la Nueva España, fray Bernardino de Sahagún y sus informantes, al enumerar los platillos que se le servían a Moctezuma, mencionan la totollin patzcalmollo, frase que traducen del náhuatl como ''cazuela de gallina hecha a su modo con chilli bermejo (chile rojo) con tomates y pepitas de calabazas molidas".
Es más prehispánico que el mole poblano, aunque ambas son salsas mestizas; los pepianes son a base de semilla de calabaza, que le da consistencia, sabor y color y que debe ser utilizada con cierta liberalidad. La carne utilizada mayormente es la de pollo y puerco, sin olvidar el guajolote; el conejo y el pato eran muy solicitados antes que su precio se elevara.
Mixiotes:
El mixiote o mexiote (del náhuatl metl 'maguey' y xiotl 'película de la penca')
Consisten en carne enchilada cocida al vapor, envuelta en una película que se desprende de la penca del maguey pulquero. Esta película recibe el nombre de mixiote y a ella debe su nombre el platillo. La carne que se usa puede ser carnero, pollo, conejo, cerdo, res o pescado, y se cocina con alguna clase de salsa, normalmente de chiles y hierbas de olor, entre las que destaca la hoja de aguacate, laurel, tomillo, mejorana y orégano.
Además de la capital, la cocina poblana se diversifica en cada una de sus regiones, donde incorpora características particulares dependiendo de los recursos e ingredientes disponibles:
Región Mixteca:
El repertorio gastronómico incorpora insectos como los cuetlas y los jumiles; cactáceas como la biznaga y la pitaya; frutos tropicales como el zapote negro; y a base de huajes se prepara el huaxmole.